Días y días escuchando que el balón parado era clave en la
eliminatoria y el Real Madrid comprobó de primera mano por qué había
tanto ruido con ello. Declan Rice, con los dos primeros goles de su
carrera deportiva de falta directa, y Mikel Merino, con un trallazo,
tumbaron al equipo blanco y situaron al campeón de Europa con pie y
medio fuera de las semifinales de la Champions League.
Hará falta un milagro, el enésimo y quizás el más grande,
para que el Real Madrid se clasifique para la siguiente ronda.
En una segunda parte de acierto total y de éxtasis en
Londres, los ‘Gunners’ consiguieron el premio que llevan buscando años,
sentirse grandes en Europa, su gran deuda y espina histórica.
Comenzaron sacando un tifo de Thierry Henry, autor del gol
en la única eliminatoria en la historia de la ‘Champions’ entre estos
dos equipos, y terminaron bailando al Real Madrid de Carlo Ancelotti,
hundido y derribado de una forma que no se vivía desde que el City le
clavara cuatro hace dos años en el Etihad Stadium.
Pero esta vez fue más doloroso. No fue un City camino del
triplete el que le goleó, fue un Arsenal sin varios de sus mejores
jugadores, sin un título en casi cinco años y sin la experiencia de los
madridistas en estas instancias.